El camino a la libertad emocional pasa por tres etapas.

Primero, somos dependientes; después, rompemos con esa dependencia y nos volvemos independientes y,finalmente, desarrollamos el poder del amor y nos volvemos interdependientes.

Lo doloroso, es que mucho de nosotros nos quedamos en las primaras dos etapas del desarrollo, sin lograr liberarnos de miedo de la soledad.

Todo esto me lleva a recordar uno de los primeros libros que leí sobre inteligencia emocional que se llamaba “I’m OK, you’re OK” de Thomas A. Harris, o sea: “Yo valgo , tú vales”. En este libro, él decía que en la vida uno puede tomar una de cuatro posturas:

  1. Yo valgo, tú vales.
  2. Yo no valgo, tú vales.
  3. Yo no valgo, tú no vales.
  4. Yo valgo, tú no vales.

Permíteme elaborar.

Todos nacemos dependientes; es sano y natural. El problema viene cuando no evolucionamos emocionalmente y seguimos buscando y dependiendo del otro para sentirnos protegidos, valiosos y reconocidos.

Esta falta de evolución nos genera gran dolor al vivir presos de una dependencia o co-dependencia emocional.

Al no aprender oportunamente a querernos, respetarnos y amarnos sentimos que requerimos de la otra persona para estar completos. Y esto nos lleva a que nuestra estabilidad emocional esté siempre tambaleante y amenazada. O aún peor, a vivir en un estado de chantaje emocional perpetuo, si hemos forjado nuestra valía a través de una relación con otro inmaduro codependiente.

Aqui nos lleva a asumir una de dos prosturas: “Yo no valgo, tú vales”; si juegas al dependiente, y a “Yo no valgo y tú no vales”; si están jugando a la codependencia.
Ambos generan dolor inútil que tiene que parar.

La segunda etapa es independencia. Aqui, uno dice “basta” y asume responsabilidad por su bienestar material. Uno piensa erroneamente que porque es capaz de ganar dinero es libre, feliz y prospero.

Esta etapa conduce a un poderoso desarrollo del ego. Al “yo valgo, tú no vales” y al narcisismo. Y esta característica, al darle rienda suelta, conduce al capitalista ultranza que ve a la gente y a la naturaleza como un botín a explotar.

Pero, al igual que el primer grupo, este también sufre de un gran miedo de ser insuficiente y por ello busca acumular más y más. Lo cual destruye, al extraer más valor del sistema que el que produce.

Nuestro tercer grupo es el interdependiente. El que reconoce que es la unión la que hace la fuerza. Que sin los unos y los otros la vida es banal, vacía y dolorosa.

Entiende que formamos parte de un Universo inteligente, en el cual cada una de su partes es vital para su balance, desarrollo y progreso.

Un universo abundante. Un universo proveedor. Un universo que nos quiere bien y que nos da lo que necesitamos para cumplir nuestra misión trascendente de colaborar con él y avanzar en la creación.

El gran placer, el gran regalo del milagro de la vida es encontrar a hermanas y hermanos con talentos complementarios que juntos forjamos un mundo mejor.

Entonces, hoy te invito a preguntarte dónde te encuentras en tu camino hacia la libertad emocional. ¿Has creado entu cabeza la idea de que eres insuficiente y que requieres de la aprobación de los demás para sobrevivir? Ó ¿Que sientes que vives en un mundo escaso y hostil en el cual tienes que luchar incansablemente contra él para estar seguro? Ó ¿Que crees que vives en un Universo inteligente, abundante y amable que esta constituido para que seas exitoso si haces tu parte y te dejas querer?

Espero que te encuentres en la tercera etapa, pero sino, no desesperes, manos a la obra.

Vamos desarrollando afirmaciones que nos permiitan empezar a reprogramar nuestra mente y con ello avanzar hacia la verdadera libertad emocional.

Hoy te invito a repetir una y otra vez: “Yo valgo, tú vales y juntos trascendemos”

Ten un gran día.