El blog de hoy, es inspirado en una analogía que me enseña el gurú de negocios Brian Tracy. Él toma los cinco pasos para la aceptación de la muerte de la psiquiatra y escritora, Elisabeth Kübler Ross y nos enseña cómo utilizarlos para poder lidiar mejor con la muerte de un sueño o de una meta en la vida.
Nos enseña, que cuando uno de nuestros sueños se derrumba o nos estrellamos contra una pared, hay un proceso a través del cual todos pasamos.
Al comprenderlo en nosotros y poder verlo en los demás, lo podrás manejar mejor.
El primer paso es la negación del hecho. Simplemente, no lo queremos aceptar. Cuando va mal la empresa o nuestra carrera, nos rehusamos a creerlo. Dices cosas como no lo puedo creer, o no es posible que esto haya pasado. Inmediatamente quieres llamar a alguien para comprobar esta información.
La segunda etapa, una vez que has comprobado que es cierto lo que ha acontecido, es enojo. Y es por eso, que la gente muchas veces explota cuando escucha malas noticias.
La tercera etapa es culpar. Este acondicionamiento infantil, viene muchas veces desde nuestra infancia, donde buscamos a algún culpable cuando algo no salió como esperábamos. Queremos señalar a la persona que sentimos que nos perjudicó. Y aunque somos nosotros los culpables, le gritaremos a la secretaria o al compañero, acusándolos de ser los responsables del problema.
La cuarta etapa, normalmente, es la depresión. Sin duda, esto acontece con la pérdida de un ser querido. Pero también acontece con la pérdida del trabajo, de un sueño o de un importante cliente. Tu nivel de auto confianza se derrumba. Te sientes como un fracasado. Si no tienes cuidado, tomaras un simple acontecimiento y lo generalizarás hacía ti como persona. Concluirás que este contratiempo señala un defecto en tu carácter o en tu capacidad.
La quinta etapa es cuando tocas fondo y aceptas el hecho. Aquí recuperas la lucidez y asumes tu parte de responsabilidad por lo que aconteció. Aceptas responsabilidad por cómo reaccionaste al acontecimiento y empiezas a ejercer un grado de autocontrol y maestría. Aceptas la decepción como un hecho y aplicas alguna afirmación para volver a centrarte. Te repites una o varias frases que te ayudan a recuperar la perspectiva correcta, como “si no lo puedo cambiar, hay que aguantar”. O aun mejor “¿Qué puedo aprender, para crecer?”
Una vez que te has enfocado en lo que se puede hacer, más que en lo que pasó, concluyes la quinta etapa hacia la aceptación de la muerte. Has pasado por la negación, el enojo, la acusación, la depresión y finalmente la aceptación y estás listo para avanzar a la última etapa, que es el tomar acción.
Conscientemente escoges enfocarte en el futuro y dejar de torturarte sobre el pasado. Te enfocas en buscar soluciones en lugar de problemas. Te centras en buscar la valiosa lección que puedes adquirir de esta situación. Te pones a pensar en cómo puedes minimizar los daños y maximizar cualquier oportunidad que puedes sacar de este contratiempo.
Como decía el filósofo Alemán Friedrich Nietzsche, “lo que no me mata, me fortalece”.
Por lo tanto, la única solución para superar la autocrítica y callar la vocecita es ponernos a trabajar en la consecución de nuestros sueños. Tan pronto te ponen en marcha tu autoestima y confianza empieza a crecer nuevamente.
Empiezas a sentirte más en control de tus emociones y de tu vida. Dejas de hacer excusa y empieza a avanzar. Te enfocas en cómo puedes sacarle provecho a esta situación. Por lo tanto, lo más importante que tú puedes hacer ante cualquier revés es reconocer estas cinco etapas y atravesarlas lo más rápidamente posible.
Finalmente, uno se sobrepone a la adversidad al tener valores bien establecidos y un claro sentido de propósito trascendente. Hay que proseguir y no darse por vencido, porque al otro lado de la adversidad está tu destino. Al persistir con tenacidad ante los embates de la vida saldrás más fuerte y capaz, listo para enfrentar la próxima que se presente, con mayor sabiduría, gratitud y resiliencia emocional.
Recuerda que tú eres grande y que la vida exige tu grandeza.