Quiero desearte a ti y los tuyos una Feliz Navidad llena de esperanza, salud y amor. Y para ello, quiero invitarte a realizar un poderoso ejercicio para tocar fondo, dejar ir el 2020 y recibir la Navidad con una visión trascendente y renovada energía.

Fíjate que me puse a investigar el origen de la palabra Navidad y las costumbres antiguas que preceden la fiesta que conmemoran el nacimiento de Cristo, y descubrí un par de cosas fascinantes.

Primero, el nombre Navidad viene del Latino que significa nacimiento, que seguramente muchos de nosotros ya sabemos, pero donde esto se torna interesante, es que el fin de diciembre corresponde al Solsticio de Inverno que es el día más corto del año en el hemisferio norte. Específicamente, este año ocurre el 21 de diciembre a los 04:02 horas.

Hay un dicho popular que nos recuerda que el momento más oscuro es precisamente antes del amanecer. Y ese ha sido el sentido terrenal de la Navidad desde tiempos inmemorables.

Entonces, esta Navidad, más allá de las fiestas religiosas y comerciales, hagamos una pausa para entrar en contacto con la tierra y con nuestro ser más sensible, haciendo la siguiente meditación.

Este 21 de diciembre dispongámonos a sentir toda la fuerza de tierra. Entrar en la conciencia del día más corto del año, el día más oscuro, el día más negro, el día que se toca fondo.

Ahora, desde este lugar, deposita en él todos los dolores, todos los rencores, todas las angustias de este año. Este es también tu momento de tocar fondo. De lanzar tu oscuridad al hoyo negro que todo consume.

Siéntelo, realmente siéntelo. Permítete entrar en ese poderoso y oscuro lugar que te constriñe el alma, te aprieta el corazón, te hace nudo el estomago y te invita a huir, a hacerte bolita bajo las cobijas en la cama y nunca más salir. Tú conoces ese sentimiento. Ahora, ¡convócalo!

Muy bien, ese es el sentimiento del Solsticio de Invierno que compartes con la tierra.

Ahora, déjalo ir. Visualízalo. Es este inmenso peso aplastante que has venido cargando todo el año, y al soltarlo, es jalado por la gravedad al centro de la tierra y es consumido por el fuego de la magma.

Inhala, sonríe, y al exhalar di ahhhh. Muy bien. Otra vez. Perfecto. Una vez más.

Ahora, convoca el sol naciente de una nueva vida que se encuentra en tu interior. Digamos, que se encuentra en el centro de tu pecho en el área de tu corazón. Visualízalo como un pequeño fuego sobre el cual soplas con cada inhalación y exhalación. Hazlo crecer y crecer en tu interior.

Esta es tu fuerza vital. Con cada inhalación la convocas, y con cada exhalación la haces brillar con mayor fuerza, intensidad y belleza.

Esta es tu nueva realidad. Haz dejado atrás la noche oscura del alma. Y como la tierra, a partir de hoy, haz iniciado este nuevo ciclo de vitalidad; haz renacido. A partir de hoy, es la luz del corazón que te impulsa, te guía y te conforta.

Y no estamos solos, sino muy bien acompañados. La fuerza de la tierra nos acompaña y nos enseña el fundamento de la resiliencia.

Somos como el rosal que, al ser podado, regresa con más fuerza, belleza y propósito.

Este sin duda ha sido un año difícil. Pódate. Abraza la oscuridad. Toca fondo, déjalo ir y renace con renovada esperanza, propósito y felicidad.

Y para terminar, te comparto un pequeño video, en el que me trago mi orgullo y te canto con mi talento deficiente, pero con todo mi amor,  Feliz Navidad, próspero año y felicidad.