Estamos por concluir este año que pasará a la historia como el año más disruptivo en la historia contemporánea.

Por lo tanto, me gustaría hoy compartir contigo cinco frutos que nos ha dejado.

  1. Apreciar lo que tenemos:
    La pandemia nos ha enseñado a hacer más con menos. A capitalizar los recursos y reducir el derroche.
  2. Usar la tecnología:
    Nos ha llevado a reinventar como trabajamos, no en meses o
    años, sino en semanas. Y en este invento aumentó, en muchos casos, la productividad y la rentabilidad de la empresa.
  3. Fortalecer la solidaridad humana:
    Nos unimos para desarrollar una vacuna en tiempo récord. Nos coordinamos para que cada uno de nosotros, desde nuestros espacio, viéramos cómo contribuir. Muchos jóvenes con sus máquinas de coser se pusieron a fabricar cubrebocas. Otros con sus impresoras 3D a hacer caretas. Otros como yo, creamos cursos en línea para ayudar a la gente a crecer y a fortalecer su resilencia emocional. Pero probablemente el acto de solidaridad más conmovedor que hemos visto es el heroísmo de los doctores y enfermeras.
  4. Impulsar nuestra creatividad:
    Otro regalo de la epidemia ha sido como nos ha impulsado a reinventamos, a crear y generar valor dentro del confinamiento de una nueva realidad. Al igual que algunas industrias han sufrido, otras han florecido. Y esta resiliencia humana para ver como sí, es una lección de vida que hay capitalizar.
  5. Respetar la tierra:
    Finalmente está la conciencia que ha despertado de lo vulnerables que somos ante la naturaleza y que no somos todopoderosos. Y que si queremos asegurar un futuro viable dependerá de que entendamos mejor y respetemos más el delicado equilibrio que existe sobre la tierra.

En Conclusión

Muchas veces, son las pruebas más duras las que nos hacen crecer y nos impulsan a nuevas alturas. Para mí, este año del Covid-19 es un año positivo para la humanidad. Aquí, lo importante es que dure lo suficiente el dolor para realmente calar y generar los cambios requeridos para frenar el derroche, el abuso y la falta de humanidad que ha caracterizado el mundo pre-pandemia.

Y aquí es donde entramos tú y yo. Seamos los fieles de la balanza. Los impulsores de una nueva ecuación humana, económica y plantaría que tiene como principio el respeto, el equilibrio y la sostenibilidad.

Si lo hacemos bien, este habrá sido el mejor año de nuestras vidas, por ser el año que impulsó un nuevo y mejor rumbo para la humanidad.

Adelante.