Lo que estoy leyendo

Esta semana estoy leyendo otro libro de Walter Isaacson, el biógrafo de Leonardo Da Vinci, Steve Jobs, Albert Einstein y Elon Musk. Ahora se trata del libro “El Código de la Vida: Jennifer Doudna, la edición genética y el futuro de la raza humana”.

¡Estoy fascinado! Realmente es un privilegio poder ser transportado a los momentos más icónicos del descubrimiento científico y vivir junto con los científicos su emoción cuando hacen descubrimientos que transforman la vida.

Por ejemplo, cuando leí acerca del descubrimiento de la doble hélice del ADN por James Watson y Francis Crick y pude visualizar a través de sus ojos cómo las diferentes moléculas interactuaban entre sí generando la chispa explosiva, expansiva y constructiva de la vida, me llenó de sorpresa, deleite y admiración.

Ahora, me toca adentrarme en el tema de CRISPR-Cas9. En principio, una técnica que podrá corregir el 90% de las variantes genéticas que se sabe están asociadas con enfermedades humanas. ¡Wow!

Si el siglo pasado nos maravilló gracias al desarrollo del átomo y del bit, este siglo nos está cautivando gracias a la manipulación de la vida a través de la biología molecular.

Creo que este libro es lectura obligada para todos, no solo por su relevancia científica, sino porque es la historia de una mujer que ganó el premio Nobel en 2020, y su historia nos ayuda a entender el papel y la lucha de la mujer en la transformación de un mundo que requiere encarecidamente de su capacidad.

Coleccionando gente hermosa

Esta semana, el agradecimiento a la gente hermosa que encuentro en mi camino va para una vecina llamada Alba. A veces nos cruzamos durante la caminata matutina.

El otro día le pregunté a qué se dedicaba, y me contó que ayuda a niñas y niños a superar trauma. De inmediato me enganché. ¿Qué, cómo, cuándo?

Me explicó que había desarrollado una metodología que, en tres o cuatro sesiones, empodera a la criatura a enfrentar al trauma a través de convocar su superhéroe interior.

Específicamente, comienza por ayudar a la criatura a visualizar un lugar en el cual se siente segur@ y la entrena para poder trasladarse mentalmente a él cuando siente que está siendo secuestrada por el villano del trauma.

Se apoya en las historias de los superhéroes y le enseña a la niña o niño que todo lo que tiene que hacer para convocar su superpoder que los trasladará a su lugar seguro es tocarse la muñeca de la mano izquierda. Mediante este simple ejercicio, la criatura adquiere la destreza para enfrentar el saboteo y auto ayudarse a sentirse protegida, tranquila y en control. ¡BRILLANTE!

Gracias, Alba, por la importante labor que estás realizando en favor de nuestra juventud y por tan generosamente habérmelo compartido. No cabe duda de que todo el mundo tiene un superpoder que compartir. ¿Cuál es el tuyo?

La lucha diaria

Esta semana, mi lucha diaria ha consistido en extender el tiempo y la intencionalidad de mi meditación diaria de 20 a 30 minutos. Específicamente, esta semana he trabajado en el control de querer rascar una comezón.

En cierta forma, la comezón es simbólica y representativa de la falta de control e impulsividad en la vida. Se manifiesta y dejamos lo que estamos haciendo para ocuparnos de ella. Mas, cuando practicas no responder a ella, se convierte en un viaje de aprendizaje profundo.

Primero viene la comezón a la cual siempre hemos respondido rascando. Al no rascar, intensifica la sensación. Y es aquí que entra en acción el poder de la meditación. Para no dejarse enganchar, uno medita sobre la sensación de la comezón. ¿Cómo se siente, qué tipo de sensación engendra, qué impulso provoca? Y a través del ejercicio de tomar distancia con ella, poco a poco desiste, y uno va aprendiendo cómo tomar control de su mente y emociones.

Ya en una fase más avanzada, este mismo control se convertirá en la base para desafiar el embate del dolor físico que a todos nos tocará.

Bueno, con eso concluye mi relato de esta semana, y como siempre te recuerdo que tú eres grande y que la vida exige grandeza.

Ten un gran día.