Ha llegado el momento de poner a la feminidad a trabajar!

La empresa sustentada únicamente en los principios masculinos ha impuesto un modelo económico, social y político depredador que exige ser revisado.

Aunque la competitividad, la ambición, la dominancia, la lógica y la determinación son vitales para un buen desempeño empresarial, hacen falta ser complementados y equilibrados por los principios femeninos como la empatía, la colaboración, la comunicación, la intuición y la creatividad.

Y para ejemplificar la necesidad del cambio, voy a ofrecer una caricatura burda, pero espero ilustrativa, de las consecuencias de un mundo dominado por la óptica masculina.

Iniciemos:

El imperio empresarial fundamentado en los principios masculinos se ha llevado al extremo. Impera el concepto de la supervivencia del más apto. Aquí nos imaginamos que vivimos en un mundo hostil, finito y escaso. Hay que someterlo y dominarlo. Lo bueno es que la Tierra es un botín. Hay que explotarla y extraerle hasta la última gota de sus recursos naturales y acaparar el máximo posible de riqueza en el menor tiempo posible. Por otro lado, las personas son un “recurso humano” que también hay que capitalizar, explotar y desechar cuando dejen de producir.

Sí, sé que suena despiadado, pero las cosas son como son. Además, las emociones son una lata. También hay que someterlas. Nunca hay que olvidar que sólo hay un ganador. Valgo en relación a lo que tengo. Hay que acaparar…

Y hablando del trabajo, no se te ocurra traer los problemas de tu vida personal a la oficina. Estos se quedan en la puerta de entrada.

Ahora, dentro de la oficina es evidente que el mundo empresarial es una jungla. Una guerra donde los otros ejecutivos son tus contrincantes. Hay que manipular la información a tu favor. A escalar, escalar y escalar…

Y esta actitud funcionó muy bien a lo largo de todo el siglo pasado permitiendo a los más aptos extraer el máximo de valor del sistema. Y siendo justos, hay que reconocer que ayudó a mejorar el nivel de vida de muchas personas. Pero al paso del tiempo ha dejado estragos. Por ejemplo, hoy el nivel de estrés entre la fuerza laboral está en su máximo histórico. Y el reclamo para más equidad, formación y compromiso social crece día con día. Al igual que el cambio climático provocado por la miopía, la desidia y, en algunos casos, el abuso criminal de algunos empresarios y gobernantes, ya nos está pasando la factura.

Y es por eso que tenemos que poner a la feminidad a trabajar. Se requiere integrar a la ecuación empatía, colaboración, flexibilidad, creatividad, comunicación, sensibilidad e intuición para que opere correctamente la empresa y la sociedad.

Junta estas dos fuerzas y tienes los contrapesos necesarios para construir un modelo equilibrado, productivo, prospero y sostenible. Uno que le devuelve al ser humano la salud mental que conduce a la felicidad.

Y aquí me gustaría hacer una precisión. Vemos por todos lados el llamado a la equidad de genero. Estoy de acuerdo con equiparar sueldos y prestaciones. Pero lo que se requiere es un cambio mucho más serio y profundo, tanto por el lado de la empresa, como por parte de la mujer.

Las empresas han sido diseñadas por los hombres para los hombres. Por eso vemos a tantas mujeres talentosas tener que emular características masculinas para poder escalar y ocupar puestos de alta dirección. Y esto, desde mi óptica, no es equidad. La empresa requiere ser rediseñada tomando en cuenta la necesidad más básica de la sociedad, la procreación y la integración familiar.

Por un lado hay que seguir capitalizando las fuerzas masculinas de la ambición, la lógica, la competitividad, el empuje, el empeño y la determinación. Son vitales. Pero por otro lado, hay que balancearla con la empatía, la intuición, la colaboración, la comunicación y la sensibilidad femenina que permitirá construir un modelo sostenible.

En conclusión:

Ha llegado el momento de transformar a la empresa de un sistema que extrae el máximo de valor del sistema en el menor tiempo posible, a un sistema que crea valor real, profundo y duradero en forma económicamente eficiente. Un sistema que genera riqueza al añadir valor a la vida humana, al mismo tiempo que cuida y respeta a la Tierra. Hay que reinventarla y colocarla justo en el centro de la vida humana.

El empresario ha colaborado a crear los estragos que hoy afectan a la sociedad y al planeta. Y es el empresario el que tiene el poder para construir un nuevo y mejor sistema de creación de riqueza. Uno que respeta la vida e integra las fuerzas características masculinas y femeninas. Uno que impulsa la productividad partiendo de los valores humanos que incluye en su mística el fortalecimiento de la persona y la familia. Una que convierte a la empresa en la unidad básica que da sustento a la sociedad.

Entonces, pongamos la feminidad a trabajar. Impongamos el equilibrio y construyamos juntos el modelo sostenible que generará riqueza y bienestar a partir de hoy y que finque las bases para un gran mañana.