Hoy, después de más de dos años de disrupción, uno de los grandes retos que enfrentamos es cómo lograr capitalizar el regreso a la oficina. Lograr que la gente valore nuevamente la interacción cara a cara y encuentre en ello un valor adicional que les entusiasme, motive y mejoré en forma exponencial la productividad.

Y para ello quiero compartir contigo una metodología que he creado para ayudar a mis amigas y amigos empresarios a que logren un regreso triunfal.

El primer paso es introducir un disparador que sacuda al grupo y genere un fuerte impacto emocional que les una y motive al trabajo en equipo.

Después hay que brindar al colaborador herramientas para fortalecer su músculo del autodominio para ser cada vez más centrado, productivo y feliz. Al igual que hay que enseñarle a reconocer tanto sus saboteadores personales, como los de sus colaboradores para construir equipos motivados de alto rendimiento que favorecen relaciones ganar-ganar.

Y finalmente, hay que celebrar el reencuentro y juntos comprometerse a construir la gran empresa en la cual les dará gusto colaborar.

Les comparto la metodología que creé que capitaliza los efectos de separación generada por la pandemia y usarlos para impulsar la integración del grupo para un renovado regreso a la oficina.

Inicia con un taller presencial de un día, en el cual ayudamos a los colaboradores a explorar, reconocer y abrazar su humanidad.

Durante la mañana les enseñamos a reconocer los grandes retos que han vivido a lo largo de su vida y a darse cuenta de su capacidad para enfrentarlos y a reconocer cómo estos les han ayudado a crecer. Al igual les presentamos una herramienta científica, que les brinda una metodología sencilla, pero poderosa, para recuperarse más rápidamente de los embates de la vida y usarlos a su favor.

Finalmente, exploramos la importancia de abrazar la vulnerabilidad, aprender a enfrentar nuestros miedos y a ser valientemente honestos.

A la hora de la comida realizamos una dinámica que permite a los integrantes de la mesa compartir con sus compañeras y compañeros momentos profundos de sus vidas que explican como estos acontecimientos han sido determinantes en su forma de ver la vida e interactuar con los demás.

El efecto de la dinámica es profundo. De pronto compañeras y compañeros que han laborado 20 años juntos en la empresa, por la primera vez, ven al ser humano en la otra persona, logrando una alegría, cercanía y propósito que sólo este tipo de catarsis, cara a cara puede lograr.

Después, por la tarde aprendemos sobre los diferentes tipos de saboteadores que poseemos los seres humanos, cómo se manifiestan y cómo enfrentarlos.

Realizamos una dinámica donde cada integrante del grupo se identifica con algún saboteador, que es provocado por su fuerza característica llevada al extremo, que termina por perjudicarle en su trabajo y vida personal.

Por ejemplo, analizamos lo que le pasa al perfeccionista, cuando lleva su cualidad al extremo aislando a sus colaboradores más cercanos y provocando lo opuesto de lo que desea. Al igual, vemos cómo pasa lo mismo con el hiper-servidor, el hiper-conquitador y el hiper-racional. Como todos y cada uno de ellos, al llevar su fuerza característica al extremo, terminan por minar su éxito, tanto personal como profesional.

La gente termina el día con un mayor entendimiento de cómo y porqué los seres humanos nos saboteamos con tanta facilidad y qué hay que hacer para dominarlo. Al igual concluyen el día que con una verdadera integración entre sus compañeras y compañeros al haberlos visto, muchas veces por primera vez, como seres humanos como ellos.

Y es precisamente esta integración humana, que establece una nueva dinámica de colaboración, cercana y de respeto, lo que ayuda a lograr un gran regreso a la oficina.

Ahora, una de las grandes deficiencias de los talleres de formación y de los eventos en general, es que simplemente ilustran e inspiran pero no transforman. La transformación requiere de unas 6 semanas de entrenamiento riguroso para empezar a formar nuevas avenidas neuronales en el cerebro que se convierten en hábitos. Por lo tanto, para afianzar las relaciones entre las compañeras y compañeros continuamos con un programa de formación en linea de 6 semanas que está diseñado para fortalecer el músculo mental de la auto gestión, impulsar la integración e impulsar la colaboración.

Y para afianzar el valor de la interacción cara a cara, concluimos el programa con un evento en vivo de reconocimiento y celebración de medio día.

En conclusión

Estamos ante el reto de cómo capitalizar la disrupción de los últimos dos años para regresar a la oficina con mayor gusto, determinación y fuerza.

Mi recomendación es realizar un programa estructurado de regreso a la oficina, que brinde al colaborador herramientas científicas para tomar control de mente y emociones. Al igual realizar dinámicas que fortalezcan la integración del grupo.

Las empresas que lo hagan correctamente, desarrollarán una ventaja competitiva que redundará en colaboradores integrados, productivos y felices, que brindarán un retorno exponencial de la inversión.

Si te interesa explorar más a fondo este tema, contáctame.