Nos engañaron!

Pasamos años estudiando bajo la premisa de que si éramos aplicados, disciplinados e inteligentes, el éxito estaba garantizado.

Y sin embargo, muchos de nosotros que seguimos fielmente esta formula, hoy nos sentimos insatisfechos, estresados y medio vacíos. ¿Qué está pasando?

Resulta que el IQ, o sea el coeficiente intelectual representa sólo la mitad de la ecuación del éxito. La otra mitad depende del EQ, o sea el coeficiente emocional, que si no se desarrolla al par del IQ nos es casi imposible alcanzar el éxito duradero.

El IQ y EQ operan en diferentes partes del cerebro y ambas tienen funciones vitales.

El IQ opera desde la perspectiva de la escasez y del miedo. Se rige por nuestro instinto más básico de supervivencia, el pelear o huir. Y es por eso, que aunque seamos súper inteligentes y eficientes, podemos también estar súper estresados, socialmente inadaptados e infelices.

Y es por eso que es vital desarrollar nuestro EQ. La inteligencia emocional opera desde la perspectiva de la inclusión, la colaboración y la abundancia. Se rige por una parte menos rígida del cerebro, donde radica la creatividad, el amor y la intuición.

El reto es que vivimos en un modelo económico y social que históricamente premia el IQ y menosprecia el EQ, diciendo que es inútil, superficial y en última instancia, un obstáculo para alcanzar el éxito duradero.

La verdad es que es todo lo contrario. El EQ es el fiel de la balanza. Es el que nos enseña a controlarnos, relacionarnos mejor con los demás y a superar con mayor resiliencia los contratiempos de la vida.

En una forma muy esquemática podríamos decir que el IQ nos hace inteligentes, mientras que el EQ nos hace sabios. Ambas facultades vitales para alcanzar una vida exitosa, plena y feliz.

Entonces, a integrar el EQ en nuestra vida. A reconocer que la sociedad moderna nos ha enseñado características vitales para sobrevivir. Pero, que al menospreciar los principios básicos de EQ nos han convertido en personas estresadas, inadaptadas y distantes. Y que aunque seamos capaces de ganar dinero y acumular bienes materiales, somos incapaces de tener un buen manejo de nuestras emociones, lo cual sabotea nuestra autoestima, relaciones, éxito y felicidad.

Por lo tanto, nuestra prioridad numero uno debería ser aprender lo que nos deberían de haber enseñado en preprimaria: cómo desarrollar y fortalecer el músculo del EQ.

A diferencia del desarrollo del músculo del IQ, que se basa en el miedo y que nos entrena a sobrevivir, mediante el pelear o huir, el músculo de EQ se basa en el amor y nos entrena a vivir al desarrollar el autoestima, la gratitud y la compasión. Ambas inteligencias forman parte de nuestra naturaleza y ambas son necesarios. Aquí el reto es aprender a distinguirlas, desarrollarlas y equilibrarlas para no ser víctimas de nuestros saboteadores.

Hoy, te invito a iniciar la aventura más importante de tu vida, a desarrollar tu resilencia emocional y a conquistar tu felicidad. De inicio te diré que no será fácil, porque tienes poderosos saboteadores que se resisten a cambiar. Pero esto no se trata de ganas, se trata de propósito y de hacer que tu vida valga la pena.

Entonces a asumir tu grandeza. A adquirir el conocimiento y las herramientas para fortalecer tu autoestima, tus relaciones íntimas, sociales y profesionales, y a darle a tu vida el sentido trascendente que redundará en una vida plena fincada en el éxito duradero.

Adelante.