Estamos ante un cambio de era que implica revolucionar gran parte de los supuestos que fundamentaron los principios del management durante el siglo XX.
Por eso, hoy quiero hablar de los fundamentos de una cultura empresarial abierta.
Actualmente, en este mundo de cambio acelerado, los principios de mandar y controlar son ineficientes, inadecuados y llevados al extremo, nocivos. El hecho de que el director posea más información que el resto de los colaboradores y, por ende, tenga una ventaja sobre los otros colaboradores para tomar mejores decisiones, es una amenaza.
En un mundo de cambio tan acelerado y dinámico, esta concentración de conocimiento y poder es un serio cuello de botella que pone en peligro no solo la competitividad de la institución, sino también su viabilidad.
Por eso, el rol del líder necesita tomar un giro de 180º. Hoy su papel se convierte en asegurarse de que la gente correcta cuente con la información correcta y de que todos y cada uno de los integrantes conozcan y entiendan lo que está pasando en la empresa y en el mercado. Y que no simplemente se les comunique qué se está haciendo, sino el porqué lo está haciendo.
Finalmente, el objetivo del director en este nuevo entorno es alinear a la organización para que pueda operar por sí sola.
Este cambio implica un cambio radical de mentalidad que nos saca de nuestra zona de confort y nos lanza a un entorno de vulnerabilidad al cual no estamos acostumbrados. La pregunta es: ¿quieres que esa vulnerabilidad sea dictada por tu falta de apertura, que te ponga en una posición de arrogancia y ceguera, o prefieres que sea generada por tu apertura a entender, escuchar y colaborar, lo cual te da más control sobre el desenlace?
Y soy empático. Sé que este cambio es difícil porque no tiene que ver con cambiar procesos y procedimientos, sino porque implica cambiar paradigmas, comportamientos y relaciones. Significa abrirte al escrutinio, a la crítica y al cuestionamiento. Un proceso muy doloroso para el líder acostumbrado a la escuela del mandar y controlar. Y sin embargo, es necesario tragar nuestro ego y abrirnos.
Así que pongámonos nuestra cachucha de investigador, y con la curiosidad de nuestro niño interior, embarquémonos en la nueva aventura de convertirnos en líderes del Siglo XXI.
Un buen lugar para empezar es explorar y profundizar en lo que motiva a los millennials, que para el año 2025 conformarán el 75% de la fuerza laboral.
Lo primero que hay que entender es que no es simplemente el dinero, sino el sentido de propósito lo que los mueve. Y es por eso que los millennials encuentran en las organizaciones abiertas una alineación con sus valores de transparencia, participación, propósito y aprendizaje continuo. Estos elementos crean un ambiente de trabajo en el que se sienten más comprometidos y motivados para contribuir y crecer. Un modelo que convierte el trabajo en algo trascendente, lo cual incrementa la productividad y reduce la rotación.
Un aspecto que considero sumamente positivo de los principios de la cultura en las organizaciones abiertas es su énfasis en la meritocracia. Esto se refiere a que se establece un sistema en el que el avance y el reconocimiento se basan en el mérito, es decir, en las habilidades, el rendimiento y los logros individuales. En este sistema, las personas son recompensadas y promovidas en función de su contribución y sus habilidades, en lugar de depender principalmente de la antigüedad, la jerarquía o la afiliación.
Dos libros que abordan el cambio de mentalidad necesario para transformar nuestra organización son «The Open Organization» de Jim Whitehurst y «Humanocracia» de Gary Hamel.
Algunas empresas exitosas que promulgan este principio son Red Hat, W. L. Gore y Patagonia.
Permíteme contrastar los principios de la gestión entre las dos culturas:
Cultura Organizacional Cerrada | Cultura Organizacional Abierta |
Liderazgo basado en autoridad formal | Liderazgo basado en influencia y habilidades |
Jerarquía rígida y estructura piramidal | Estructuras planas y flexibles |
Decisión centralizada y autoridad top-down | Toma de decisiones descentralizada y distribuida |
Información compartimentada y silos departamentales | Colaboración interdepartamental y acceso a datos |
Separación rígida entre trabajo y vida personal | Integración de valores personales y laborales |
Comunicación vertical y formal | Comunicación abierta, horizontal y transparente |
Objetivos financieros como principales metas | Objetivos sociales, ambientales y financieros |
Incentivos financieros como principales motivadores | Incentivos basados en pasión, propósito y autonomía |
Riesgo minimizado y aversión al fracaso | Tolerancia al fracaso como motor de la innovación |
Enfoque en la maximización de beneficios | Enfoque en la satisfacción del cliente y comunidad |
Planificación a largo plazo y estrategias fijas | Adaptación ágil a cambios y enfoque en la resiliencia |
Cultura corporativa uniforme y prescrita | Cultura inclusiva, diversa y orientada a valores |
Probablemente, el beneficio más importante que ofrece una cultura de organización abierta es su capacidad para adaptarse al cambio y ser resiliente. Esto permite a la organización mantener su relevancia y competitividad en un entorno empresarial en constante evolución. Además, agiliza la toma de decisiones, la iteración y la mejora continua. También facilita la gestión de crisis de manera productiva y fomenta una cultura de aprendizaje continuo y adaptabilidad.
En conclusión:
El futuro ya llegó. Los sistemas jerárquicos, cerrados e impositivos ponen en peligro el futuro de la institución.
Te invito a revisar con detalle las dos columnas y a evaluar dónde se encuentra hoy tu organización.
Si su cultura está más del lado de la organización cerrada, llénate de ánimo, visión y coraje. Afronta tu ego. Empieza por leer los dos libros que cito y, después, si gustas, hablemos.
Estamos ante un momento crítico en el futuro del mundo y tu crecimiento es vital. Asume tu grandeza. La empresa es el fiel de la balanza para llevar al mundo a buen puerto. Te invito a unirte al movimiento construyendo un nuevo modelo económicamente eficiente, basado en la coherencia y la sostenibilidad.
¡Adelante!