Acabo de leer el libro “El código de la vida”, que trata sobre la vida y obra de la científica Jennifer Daudna, ganadora del premio Nobel de Química 2020. Su historia ilustra la lucha de la mujer para ser permitida colaborar en un ámbito históricamente dominado por los hombres. Recuenta que cuando esa niña, su profesor en el instituto, le advierte que las niñas no podían ser científicas. Afortunadamente, no le hace caso y gracias a ello, desarrolla la tecnología CRISPR, una herramienta genética capaz de editar el ADN, y por lo tanto, transformar al mundo.

Entonces, hoy quiero hacer un llamado a las niñas, a inspirarse en el ejemplo de Jennifer Daudna, porque el mundo requiere de tu sabiduría, visión y talento. Si el siglo pasado nos maravilló el desarrollo de la ciencia y la tecnología en relación al átomo y el bit, este siglo nos ha cautivado el descubrimiento de la biología molecular. Una ciencia que penetra en las maravillas de la naturaleza, y explota el entendimiento de los orígenes de la vida para poder aplicarlo para reescribir el código genético y así modificar el futuro de nuestra especie.

La historia ha sido plagada por el ego masculino que nos ha llevado a usar el conocimiento muchas veces para el lucro personal, en lugar del desarrollo sano del planeta y de la humanidad. Algunos ejemplos son el uso del átomo para crear la bomba atómica. Y el uso del bit para manipularnos a consumir indiscriminadamente o enviciarnos con el juego y la pornografía. O aun peor, para crear maquinas que asesinan quirúrgicamente.

En el caso de la biología molecular, el riesgo de su uso para fines egoístas es aún más preocupante. Ya en 2018, un joven científico chino aplicó la tecnología de CRISPR para manipular el ADN de 3 bebés y, a través de ello, iniciar la carrera para diseñar seres humanos “superiores”.

Y es aquí que hago el llamado a las niñas y las mujeres de la actualidad. Por favor, apliquen su capacidad no simplemente para apoyar en el desarrollo de avances científicos, sino para ayudar a cuidar que el ser humano ponga al bienestar de la raza humana al centro de la ecuación, como lo está haciendo Daudna.

Al enterarse cómo se había usado su descubrimiento le provoca una pesadilla. Sueña ver a Hitler con cara de marrano regocijándose sobre el descubrimiento de CRISPR. Y esta imagen la perturba en lo más profundo de su ser, llevándola a iniciar de inmediato una campaña a favor de la razón, la prudencia y la equidad.

Para entender la pesadilla trasladémonos a 1920 cuando está a todo lo que da el movimiento de la eugenesia, conocido como el darwinismo social, que pretendía crear una raza superior de seres humano a través de asegurar que personas con genes supuestamente superiores no procrearan con gente de genes supuestamente inferiores.

El ejemplo más nefasto fue el que promovió Hitler, vendiéndole a los alemanes el concepto de la superioridad de la raza aria, que condujo al nazismo y al genocidio del pueblo judío. Hecho que fue repudiado después de la segunda guerra mundial.

Hoy, sin embargo, por primera vez en la historia se puede intervenir en el código genético humano y literalmente convertir el sueño del nazismo en realidad. Imagínate un anuncio que dice: Por una módica cantidad de dinero podemos, independientemente de tus orígenes étnicos (es decir, si eres de tez morena, de ojo café y chaparrito), meterle mano al código genético de tu próxima criatura para que sea alta, güera y de ojo azul.

Si la discusión alrededor de la inteligencia artificial es importante, la discusión en torno a la biología molecular es vital. Es un canto de la sirena que nos puede llevar al naufragio. Te invito a adentrarte en el tema y, si eres mujer, a estudiar carreras STEAM centradas en ciencia, tecnología, ingeniería, artes y matemáticas y ayudar a guiar a buen puerto el género humano.

 

El mundo te necesita. Ten un gran día.