Lo que estoy leyendo

Esta semana volví a leer un clásico de las ventas llamado «People Buy You» (La gente te compra a ti), escrito por Jeb Blount.

Es un libro que nos recuerda que vender es una actividad humana, y que hay que transcurrir de simplemente transmitir información a generar empatía. Implica saber conectar y ser encantador, resolver problemas y generar confianza, además de crear una experiencia emocional positiva en el prospecto o cliente.

Enfatiza la importancia de forjar nuestra marca personal a través de la preparación, la tenacidad, la honestidad valiente y ser confiable y humano. A fin de cuentas, los productos y servicios se pueden copiar cada vez con más facilidad, pero tu marca personal NO. ¡La gente te compra a ti!

Un libro recomendable para leer, porque todas y todos somos vendedores.

Coleccionando Gente Hermosa

Esta semana, el reconocimiento va para Federico del Castillo, por su incansable promoción de Special Olympics México.

A lo largo de los años, siempre me ha llamado la atención una característica que comparten las personas hermosas que encuentro en mi camino. Son personas generosas con su recurso más escaso: su tiempo.

A diferencia de gente buena que simplemente dona dinero a causas nobles, la gente hermosa dona su tiempo, cariño y recursos para ayudar a construir un mundo mejor. Es otra dimensión de generosidad.

Federico es uno de esos héroes que durante más de una década está impulsando esta causa que fomenta el reconocimiento, desarrollo e inclusión de una población discriminada. ¡Bravo!

Mi Lucha Diaria

Hace un par de semanas participé en un entrenamiento intensivo de una semana para convertirme en Chair de la organización Vistage.

Recuerdo que al concluir el tercer día de entrenamiento y entender lo que implica aprender, vender e implementar una nueva metodología, llegué a casa abrumado. Mi saboteador estaba a todo lo que daba.

A la mañana siguiente, me levanté temprano y me dispuse a re-procesar la información desde una óptica de la inteligencia positiva.

Primero, realicé una sesión prolongada de relajación para aquietar la mente fija que se opone al cambio. Después, me dispuse a reprocesar el sentimiento de miedo a lo desconocido y abrirme al crecimiento. Para ello, invoqué la curiosidad, la creatividad y el sentido de propósito. Me fasciné por adentrarme en una metodología que lleva 65 años depurándose para ayudar a Directores Generales a crecer exponencialmente en sus negocios. Y encarné mi propósito de vida, que es ayudar a Directores Generales a asumir su grandeza para construir empresas rentables, trascendentes y humanas.

Al cabo de una hora de enfocar mi mente a través de la práctica de inteligencia positiva, salí de casa tranquilo, empoderado y lleno de entusiasmo para emprender un nuevo día de reto, crecimiento y propósito.

No cabe duda de que mi práctica de inteligencia positiva me está brindando una herramienta vital para abordar el cambio con alegría.

Bueno, con eso concluyo mi relato, deseándote una gran semana.