Hoy te quiero compartir una conversación que tuve con OpenAl sobre las ventajas y desventajas de la inteligencia artificial. 

Primero, quiero reconocer la solidez de las respuestas que da. Son concretas, informadoras y bien estructuradas. 

Sin duda, una persona que no entiende cómo capitalizar la tecnología, podría imaginarse que la inteligencia artificial lo va a remplazar. 

Y este es el gran reto que tenemos por delante. Hay que aprender a usar la tecnología a nuestro favor. 

Resulta que el crecimiento del IQ (coeficiente intelectual) en algunos países desarrollados se ha estancado e incluso revertido. Y para mí, este es un urgente llamado a que revisemos la educación. 

Los principios sobre los cuales hemos definido la inteligencia, a partir de las pruebas de IQ establecidas en 1930, han cambiado. El satanizar a la interacción con la tecnología como el culpable, se me hace un acto de soberbia de mi generación. 

Veo dos grandes vertientes a abrazar. La primera es la interacción con la tecnología. Hay que aprender a utilizarla para liberar nuestra inteligencia en lugar de someterla a la manipulación de los fines comerciales de las empresas líderes en redes sociales. Y la segunda, que va de la mano, es fortalecer todos los aspectos humanos que la tecnología no puede, ni debe regir, y que son las bases de una sociedad sana. 

Una frase que define la visión que profeso es “más tecnología y más humanidad es el binomio del futuro”. 

Entonces, a enseñar a usar la tecnología para liberar nuestra inteligencia. El tener a la mano toda la información del mundo es un extraordinario regalo. Nos permite ganar mucho tiempo no teniendo que buscarla y poder dedicarle ese tiempo a la dialéctica, el análisis y la síntesis. Al igual que a desarrollar nuevos conceptos que no forman parte de la base de datos de la inteligencia artificial, que impulsen a la humanidad. 

Como decía Galileo, gracias a que me he podido parar sobre los hombros de gigantes he podido ver más lejos. La tecnología es el gigante de gigantes. Nos permite ver más lejos que nunca, liberando nuestra mente y espíritu para ocuparnos de cosas realmente trascendentes. 

Y luego esta la humanidad. La sagrada humanidad. Cuando le pregunté a OpenAI, ¿qué no haces bien, para que no sirves? me respondió que para entender las sutilezas del espíritu humano. Conceptos como la empatía, la solidaridad y la compasión. Finalmente, aquello que nos hace humanos. 

Entonces, hoy te invito a acompañarme a que juntos definimos las reglas que requerimos para un buen desenlace a la tecnología y la humanidad. 

Por un lado aboquémonos a afianzar los valores humanos. A enseñar a niños, jóvenes y adultos los principios básicos de lo que nos hace humano. Entendamos, abracemos y hagamos nuestros la empatía, la compasión, el amor y el perdón. A cuidarnos en cuerpo, mente y alma. Al igual que asumamos responsabilidad por la sostenibilidad de la comunidad humana y del planeta. 

Por otro lado, hay que ser mucho más cercanos y proactivos con el desarrollo tecnológico. Hay que construir plataformas educativas que son tan entretenidas como un videojuego y que logran tocar y desarrollar nuestro sentido humano. 

Por otro lado, también a los empresarios nos toca educar. Hoy, el costo más elevado que estamos enfrentando es el desánimo y depresión entre los colaboradores. Esto no se va a solucionar a través de la educación básica. Necesitamos impulsar un liderazgo positivo que construye una cultura integrada, resiliente y visionaria basada en el propósito. Una cultura que llegue al hogar y fortalezca el tejido social. 

En conclusión, estamos ante un momento crítico. Depende de ti y de mi definir el desenlace. Si no hacemos nada, hay una serie de inercias nefastas que seguirán enajenando a nuestra juventud y saboteando nuestra fuerza laboral. Mas si asumimos nuestra grandeza, todo está dado para construir la época más hermosa y abundante que ha conocido la humanidad. 

Te invito a conversar con la inteligencia artificial y a aprender a utilizar la maquina más poderosa que ha creado la humanidad para empoderarnos, liberarnos e impulsarnos a construir un mundo en el cual nos dará gusto vivir y heredar a futuras generaciones. 

Adelante.