Hoy quiero invitarte a visualizar el futuro que ya llegó y compartir contigo algunos temas críticos de éxito. Estos te ayudarán a normar un criterio de qué hay que hacer para construir un mundo en le cual nos dará gusto vivir y heredar a nuestros hijos y nietos. Para el ensayo escogí siete puntos sacados de mi libro 7 principios para generar riqueza en el siglo XXI, que te invito a considerar conmigo:

  1. 1. El primer punto es que para forjar un futuro en el cual nos dará gusto vivir, tenemos que revisar nuestro modelo de capitalismo y adecuarlo a las exigencias del Siglo XXI. Hoy, ya es indispensable que nuestro modelo de negocio sea al mismo tiempo rentable y sustentable.

  2. 2. Por otro lado, hay que aprender a amar la tecnología sin caer en su tiranía. Y para ello hay que establecer la máxima de que más tecnología y más humanidad son el binomio del futuro. Y aprender a usarla para desdoblarnos y potenciarnos, en vez de someternos y dictar nuestro porvenir.

 3. Para ello hay que redefinir la finalidad de los negocios y poner al humano al centro de la ecuación de la creación de riqueza. Y así, conforme la tecnología avanza, será el talento humano, potenciado por la tecnología, que marcará la diferencia entre las empresas que prosperan y los que sucumben.

 4. Ahora, no todas las industrias tienen el mismo potencial. Por lo tanto, es vital entender las megatendencias que ya llegaron para quedarse y ver cómo capitalizarla a nuestro favor. Unas cuantas para tener en la mira: Internet de las cosas y ciudades inteligentes. Industria 4.0 e impresión 3D. APPS y economía compartida. Biomimética y ecología. Nanotecnología y salud holística. Entre otras.

 5. Al igual hay que aprender el arte y la ciencia de la colaboración e integrar equipos de innovación de alto desempeño que se complementan, ilustran y crean nuevos modelos de valor que enaltecen la vida humana, cuidando la tierra.

 6. Otro tema crítico de éxito es saber vender. Para ello hay que dominar temas como sicología, story telling y comunicación y usarlos para inspirar, motivar y conducir a la acción. Sólo que ahora no hay que usar nuestro talento para extraer unilateralmente el máximo de valor, sino, para promover relaciones ganar-ganar que añaden valor real, profundo y duradero para los clientes, proveedores y colaboradores de la empresa.

7. Y finalmente hay que entender que para de ser un gran ejecutivo, primero hay que ser un gran ser  humano y para ello hay que desarrollar un sentido trascendente de propósito y la resiliencia emocional para poder asumir 100% de responsabilidad por nuestro éxito y cumplimiento.

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