Un estudio de la empresa de investigación de mercado Gallup, encontró que sólo 19% de la gente cree que las grandes empresas velan por los intereses de sus clientes y empleados, y se preocupan por la sociedad en general.

¡Imagínate si esta cifra se refiriera no a empresas, sino a hospitales, estaríamos escandalizados! Y yo te pregunto, ¿en el fondo, no nos toca a nosotros los empresarios velar por el interés de la gente tanto como un doctor? No será que hemos pedido el rumbo debido a una serie de ideas preconcebidas que nos han nublado la vista a lo que es la verdadera finalidad de nuestro quehacer empresarial.

Acabo de leer el nuevo libro de Gary Hamel, uno de los pensadores sobre management que más respeto. Su libro se llama: “What matters now”, o sea, lo que importa ahora. Realmente me encantó porque explica en una forma tan clara las creencias tóxicas que muchos directores tomamos como si fueran ciertas y que, sin embargo, están minando el mismo negocio y su capacidad de crear auténtico valor.

Por ejemplo, tomemos la creencia tan arraigada de que el fin último de los negocios es hacer dinero. ¿No sería más lógico pensar que la base de un negocio sano radica en su capacidad de enaltecer el bienestar humano en una forma económicamente eficiente?

O qué tal la creencia miope, que los líderes de la industria son sólo responsables por sus acciones inmediatas y no por los daños que generan a las personas, a la sociedad y al planeta. ¡Qué forma de hacerse de la vista gorda y no asumir su responsabilidad!

También cómo se compensa a los ejecutivos está generando estragos. Imagínate, casi todos son evaluados y compensados con base a los ingresos que generan en el corto plazo, en vez de ser evaluarlos y recompensarlos por su capacidad de crear valor financiero y social a largo plazo. No cabe duda de que este tipo de incentivos están fomentando una actitud mercenaria que normalmente empeña el futuro a cambio de un lucro rapaz cortoplacista.

Y si a todo esto le añadimos la creencia que los clientes de empresa son sólo las personas que compran sus productos y no todas las personas que ella afecta, es fácil entender por qué hay tanta desconfianza en las empresas y por qué tantas están tronando.

En el fondo, Gary nos explica que el quehacer de todos nosotros los seres humanos, seamos empresarios, doctores o lo que sea, es velar por los demás.

Es increíble lo fácil que es entender lo que significa ser un verdadero empresario cuando vemos nuestro quehacer desde una óptica más íntima, cercana y humana.

Fíjate en la recomendación que le da Gary a sus alumnos en el último día de clases cuando ya van a salir a enfrentar el mundo laboral. Les dice: “Cuándo tomes tu primer trabajo, quiero que consideres los siguientes cinco puntos como si fuesen ciertos, para que NUNCA pierdas la brújula de lo que significa ser un verdadero ejecutivo y la profunda responsabilidad que conlleva servir”.

  1. Imagínate que tu Mamá es viuda y que ha invertido todos sus ahorros en tu empresa. Además, ella es la única accionista y esta inversión es su único medio de sustento. Obviamente tú vas a hacer todo lo que está de tu lado para asegurar que tenga un retiro seguro y feliz. Por eso NUNCA vas a pensar en sacrificar el largo plazo por sacar una ventaja en el corto plazo.
  2. Tu jefe es tu hermano mayor. Siempre serás respetuoso, pero también siempre estarás dispuesto a darle un buen consejo cuando se amerite. Por eso NUNCA vas a ser un lambiscón.
  3. Tus subordinados son tus cuates de la infancia. Siempre serás tolerante con ellos y siempre les ayudarás a que sean exitosos. No obstante, cuando sea necesario les recordarás que la amistad es una responsabilidad compartida. Y NUNCA los tratarás como si fueran un “recurso” humano.
  4. Tus hijos son los principales clientes de la empresa. Quieres hacerlos feliz y deleitarlos. Eso significa que te opondrás con todo lo que tienes en contra de cualquiera que te pida que los engañes o te aproveches de ellos. NUNCA abusarás de tus clientes.
  5. Finalmente, compórtate como rico. Imagínate que no tienes necesidad de trabajar, y que lo haces porque quieres. Por lo tanto, NUNCA vas a comprometer tu integridad por un acenso o una gran evaluación. Renunciarás antes de venderte.

¡Bello!, ¿verdad? Al poner nuestro quehacer ejecutivo en una perspectiva humana se vuelve evidente porqué todos estamos llamados a servir y no a servirnos.

Yo les invito a mis amigos empresarios a reflexionar sobre esta lección de vida y a ennoblecer nuestro quehacer ejecutivo.

El futuro será diametralmente diferente al pasado. Hoy todos estamos llamados a dejar atrás el modelo rapaz, inflexible e inhumano del pasado, y entrar al modelo más noble, flexible, colaborativo y creativo del presente. Un modelo verdaderamente humano, que es sustentable y a la larga mucho, mucho más rentable.