El perdedor dice no lo sé hacer, se sabotea, y no intenta hacerlo.

El ganador dice no lo sé hacer, se empodera, y responde voy a aprender a hacerlo.

Bienvenidos a la lección de superación personal más importante de la vida.

Yo siempre estoy animando a la gente a pensar en cómo enriquece su vida. Enfrentar sus miedos y hacer algo que realmente les generará crecimiento y felicidad. Y en una ocasión, al regresar a casa después de un evento social en el cual le eché este rollo a una persona, me dije, “a ver Mac, ¿qué es algo que ves muy difícil, casi imposible de lograr, pero que si lo lograras te generaría mucha felicidad?” E inmediatamente me vino a la mente ¡cantar!

Ves, cada vez que intentaba cantar la gente se horrorizaba y me decían que era un payaso afónico y que dejara de hacer ruido. Ouch. Por lo tanto, lograr cantar sería un reto trascendente. Además, admiraba a los cantantes, sobre todo los de ópera como Luciano Pavarotti que tocaban el alma con su voz.

Bueno ahí estaba el reto: CANTAR.

El día siguiente me puse a buscar maestros de canto en internet. Me sorprendió todos lo que había. Ahora, a depurar. A buscar uno o una cuya experiencia y filosofía me hiciera sentido.

Finalmente, llegué a Alberto, un joven cantante de ópera, que me dijo que él enseñaba basándose en el “bel canto”. Me explicó que esta era una disciplina operística que se basaba en el manejo serio de la respiración y que partía de la filosofía de que no había diferencia entre la voz hablada y la voz cantada. Lo que es más, aprendí que está era la escuela de Pavarotti.

Pensé, con todos mis años de práctica de respiración a través del yoga y mi profesión de orador, esta nueva disciplina no únicamente me daría la alegría de cantar, sino que de paso podría fortalecer dos actividades vitales en mi vida, el yoga y el hablar en público. Wow ¡me enganché!

Al inicio fue desconcertante. No lograba darle a una sola nota. Mi auto imagen se imponía. Pesaban sobre mi años y años de una idea falsa sobre mi capacidad para cantar, y el poderoso instinto animal de sobrevivencia de no querer hacer el ridículo con su consecuente sanción social.

Pero, persistí. Aprendí que solo el 5 % de la población sufre de amusia, esto es que carecen de oído musical y que un ejercicio hecho con niños menores de 5 años logró que todos, sí todos en el estudio adquieran el oído perfecto.

Entonces a trabajar. Había un 95 % de probabilidad de que no tenía un desorden fisiológico y que lo podía lograr. El paso siguiente era dejar de criticarme y soñar con superarme, exigirme y ser más feliz.

El camino fue maravilloso. De escuchar por primera vez una pieza que me puso el maestro y decir caray ¿cómo voy a poder cantar eso? a ir un día a la vez con empeño, técnica y tenacidad a pegarle primero a una nota y después dos y a tres. Hasta finalmente relajarme, sonreír y reconocer que las verdaderas barreras son mentales y que la superación está a la mano si simplemente nos lo permitimos.

Después de seis meses de arduo trabajo, descubrí mi voy, soy barítono, y aprendí a cantar, muy incipientemente, pero aun así, cantar “Vaga Luna” de Vincenzo Bellini.

¿Por qué te cuento todo esto? Porque hay que soñar y exigirse crecer. Los frutos van más allá de nuestros sueños más lejanos al convertir en realidad aquello que nos habíamos prohibido poseer.

Y ahora, con autoridad moral, retomo el tema inicial. Pregúntate “¿qué reto me puedo poner para crecer este año y alcanzar éxitos insospechados?” ¡Hazlo hoy! Los regalos que te esperan son inmensos y están ahí esperándote con los brazos abiertos al simplemente exigirte salir de tu zona de confort y abrazar una nueva disciplina.

Con eso termino mi comentario de hoy. Y como siempre te recuerdo que tú eres grande y que la vida exige tu grandeza.

Te comparto este clip de Cecilia Bartoli cantando “Vaga Luna” para inspirarte: https://youtu.be/AwA7PVc3sBE